12 octubre, 2008

DÍA DE MUERTOS


El mes de Noviembre es el mes en donde se celebra a los difuntos en diversos países. México, país con un cúmulo de tradiciones no se queda atrás en esta celebración. Las tradiciones son en gran parte lo que hacen la cultura de un pueblo, a través de ellas, ya sea de boca en boca, o siguiendo el ejemplo de nuestros mayores, logramos formar una cultura que en infinidad de ocasiones se refleja a través de los alimentos. Un ejemplo de esto es el festejo del día de muertos. Se cuenta que desde la época pre-hispánica el culto a los muertos ha formado parte de nuestras tradiciones. La creencia de sepultar a los difuntos junto con aquellas pertenencias más preciadas del "muertito" era una forma de vida y también de muerte...
El paso al "más allá" tenía que ser lo menos dramático posible, y el enterrar al difunto incluso con su mascota favorita tenía la función de sentirse "a gusto" al pasar a la otra vida. ¡Pobre mascota que tenía que ser sacrificada en aras de guiar al difunto a la otra vida!
Mi abuela me inculcó la tradición del "altar de muertos" la cual a la vez he transmitido a mis hijos. Recuerdo que el día 1ro de Noviembre ella se afanaba preparando el "pibipollo" que consistía en un tamal enorme elaborado a base de masa de maíz, pollo, achiote, pimiento morrón, jitomate, epazote y chicharrón molido para darle sabor, después lo envolvía en hojas de plátano y lo cocía al vapor. El aroma que despedía este platillo terminado era realmente delicioso y mi abuela lo cortaba en trozos los cuales dividía para "los vivos" y "los muertos". Entonces procedía a montar una mesa como altar de muertos en la cual colocaba un mantel, las fotos de sus seres queridos que ya habían pasado a mejor vida, chocolate caliente espumoso, pan de muerto, trozos de pibipollo recién elaborado, agua, y decoraba todo esto con veladoras y flores de cempazuchitl. Lo que más me atraía de este altar era lo que mi abuela decía: " Hijita, no se puede probar la comida de esta mesa porque es para las almas de nuestro difuntos que vendrán por la noche a oler lo que hemos preparado, por eso todo tiene que estar recién hecho y calientito..." Para mi era fascinante el pensar que por la noche los espíritus de mis ancestros estarían revoloteando por toda la casa. En fin que con los años esta costumbre la he continuado y ahora es a mi abuela entre otros seres queridos que ya han partido al otro mundo, a quien rindo tributo en esta noche de muertos, montando este altar que aprendí gracias a su tradición
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