25 septiembre, 2009

CON SABOR TURCO


¿A qué sabe Istambul?
Sabe a temor mal infundado por fanáticos religiosos, pero una vez en ésta tierra, se percibe una hospitalidad que poco a poco te va envolviendo y termina por conquistar.
Comenzando por un té de manzana aromática que así sin más ni más, te ofrecen en cualquier establecimiento, y que hace que te identifiques con ésta cultura tan diferente, pero a la vez tan similar, ya que al final del día, somos seres humanos que en todas partes, nos comportamos de la misma manera.
Istambul sabe a personas profundamente identificadas con sus creencias religiosas, sabe a hermosas Mezquitas que salpican la ciudad con aroma a Bósforo, a castañas asadas y a narguillas; sabe a gente apresurada, a comerciantes que sonríen mostrando dentaduras manchadas y sin piezas, pero que con gran amabilidad te preguntan tu origen y tratan de hablar tu idioma.
Sabe también a gatos, a muchos gatos, y a Sultanes que en otras épocas vivieron una opulencia insultante y dolorosa para un pueblo pobre, como en Dolma Bahtché
Pero más que nada, Istambul sabe a Humus, a Aceite de Oliva, a Hojas de Parra rellenas, a Tabule, a deliciosas aceitunas verdes y negras, a Yoghurt, a Baclavá, a Cordero, Pescado y Pollo, a Cous cous y Arroz Pilaf, a Berenjenas, Jitomates, Pimientos de colores, Calabazas, Pan pita, Dulces típicos, jugo de Kiwi, Higos y a exóticas especias...
En fin, Istambul sabe a Vida!!!

02 septiembre, 2009

GASTRONOMIA CON BUENA COMUNICACION

Juan y María (nombres ficticios) contrajeron nupcias hace más de 50 años.
En los primeros días de compartir como pareja, siendo ambos novatos en estos menesteres, Juan le pide a María que aprenda a cocinar "Chiles rellenos" (platillo típico de la Gastronomía mexicana).
Ella, enamorada de su marido y en su afán por complacerlo, aprende la susodicha receta, y durante su largo matrimonio le prepara religiosamente dichos chiles, una vez a la semana.
Él por su parte, (religiosamente también) los consume sin chistar.
Un triste día, María pasa a mejor vida, y una vez concluidos los funerales, cuando el duelo empieza a amainar, los hijos y el esposo, se reúnen y comienzan a recordar viejos tiempos vividos con María.
Cuál va siendo la sorpresa de los hijos al escuchar de Juan, que en realidad a él no le gustaban los chiles rellenos, y que los había comido durante todos esos años, por complacer a María!!!!

Moraleja: La elaboración de platillos debe incluir una buena comunicación con aquellos a quien serviremos alimentos, tomándonos el tiempo de preguntar sus gustos y preferencias así como su aversión o intolerancia a ciertos ingredientes, con objeto de proporcionar ese placer y satisfacción que la Gastronomía nos proporciona.