Juan y María (nombres ficticios) contrajeron nupcias hace más de 50 años.
En los primeros días de compartir como pareja, siendo ambos novatos en estos menesteres, Juan le pide a María que aprenda a cocinar "Chiles rellenos" (platillo típico de la Gastronomía mexicana).
Ella, enamorada de su marido y en su afán por complacerlo, aprende la susodicha receta, y durante su largo matrimonio le prepara religiosamente dichos chiles, una vez a la semana.
Él por su parte, (religiosamente también) los consume sin chistar.
Un triste día, María pasa a mejor vida, y una vez concluidos los funerales, cuando el duelo empieza a amainar, los hijos y el esposo, se reúnen y comienzan a recordar viejos tiempos vividos con María.
Cuál va siendo la sorpresa de los hijos al escuchar de Juan, que en realidad a él no le gustaban los chiles rellenos, y que los había comido durante todos esos años, por complacer a María!!!!
Moraleja: La elaboración de platillos debe incluir una buena comunicación con aquellos a quien serviremos alimentos, tomándonos el tiempo de preguntar sus gustos y preferencias así como su aversión o intolerancia a ciertos ingredientes, con objeto de proporcionar ese placer y satisfacción que la Gastronomía nos proporciona.
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