En la época actual, la vida va con demasiada prisa... se han perdido por mil razones, entre ellas la comodidad, momentos de convivencia en el hogar, no sólo con la familia sino también con nuestros amigos. Es importante retomar la dignidad del servicio de alimentos y la hospitalidad. En la medida en que hagamos sentir a los demás ese "calor de hogar" al recibirlos en casa, iremos logrando que nuestros hogares sean remanso donde los demás quieran estar.
Hemos de procurar la práctica de una calidad de vida distinta donde llevemos un ritmo más natural y donde nos tomemos el tiempo de disfrutar los alimentos. A su vez, estos no sólo deben cumplir el objetivo primordial de nutrirnos, sino también el del derecho al placer y al gusto. Al sentarnos en una mesa acogedora en donde se han cuidado los detalles en el montaje y en la elaboración de los platillos, se logrará poner un alto, por unos momentos, a esa prisa que parece que nos grabaron en la mente, nos permitirá relajarnos, aprovechar los alimentos de una manera más saludable, convivir con nuestros seres queridos y comunicarnos con ellos. Pero quizá nos preguntemos, a qué hora hago todo esto si trabajo todo el día? Cada quien sabrá, de acuerdo a sus actividades. El objetivo es, servir al día, por lo menos una comida sin prisa, ya sea al mediodía, ya sea por la noche, pero que no pongamos pretexto para ello.
Trabajando en equipo, con amor por los demás y con entusiasmo, es posible. Animo y manos a la obra...
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