03 noviembre, 2008
LA PERSONALIDAD DE UN PLATILLO
Es interesante observar cómo cada platillo tiene, al igual que las personas, su propia personalidad, o debería decir: "platillolidad". ¿A dónde voy con esto? A saber cuidar las características del platillo que sirvamos, desde el inicio de su preparación. En primer término debemos leer cuidadosamente la receta para conocer de qué clase de platillo se trata, algo así como la presentación que se hace cuando conocemos a una persona. De primera vista podemos detectar si los "ingredientes" de esa persona o platillo son de buena calidad. Una vez comprados los ingredientes, procedemos a preparar nuestra "mise en place" o sea la pre-preparación del platillo, que se podría asemejar al atuendo que se dispone para algún evento al que acudiremos. Con los ingredientes dispuestos, se procede a elaborar la receta siguiendo los pasos adecuados, aquí hay que cuidar en qué momento y cómo se servirá el platillo, por ejemplo: si se trata de una crème brulée no podremos caramelizar el azúcar que se espolvorea sino hasta el momento de servirse, lo mismo que no podríamos tener puesto el vestido de gala desde la mañana para un evento por la noche. Sin mayores explicaciones todos entendemos en qué condiciones estaría nuestro atuendo para entonces, lo mismo pasa con los platillos, hay algunos pasos del procedimiento que podremos adelantar, sin embargo otros, será necesario prepararlos precisamente al momento de servirse, de otra forma se perderá la calidad de dicho platillo. Es importante observar qué nos dice la "platillolidad" de nuestro platillo sin palabras: ¿Es agradable a simple vista o más bien me provoca cierta repugnancia?, ¿Tiene porte?, ¿Qué tal el aroma?, ¿Tiene "algo" que me invite a querer probarlo, a saborearlo ? En pocas palabras, me parece que el refrán de que "De la vista nace el amor" tiene mucho de cierto...
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