26 noviembre, 2008

LOS PLATILLOS Y SU TEMPERAMENTO

Cuando preparamos un platillo, debemos cuidar su temperamento, con objeto de brindar una experiencia agradable a quien lo consumirá, de otra manera nuestro platillo se podría asemejar a una de esas personas que encontramos por ahí, que acostumbran amargarle la vida al que se deja. Así es que para evitar esta desagradable experiencia, debemos considerar ciertos aspectos como son:
Analizar cuidadosamente nuestra receta, observando si los ingredientes que se incluyen son compatibles, para en su conjunto, lograr el sabor, aroma y presentación esperados.
En ocasiones la receta incluye demasiada cantidad de algún ingrediente, por ejemplo: "el ajo" componente tan maravilloso como desastroso si no se utiliza con sutileza, ya que en exceso puede causar malestar estomacal, o si bien nos va, nos ayudará a mejorar la memoria (ya que lo repetiremos todo el día) y ni hablar del aliento "mata-pasiones" que deja cuando se consume en exceso, uff!!!
En esto como en el perfume o al utilizar accesorios en nuestro arreglo, siempre es mejor menos que más.
Dice un dicho que todos los excesos son malos y aquí se aplica de maravilla: demasiado picante, sal, azúcar o condimento, es decir, demasiado "algo" que no permita el equilibrio esperado en los sabores y aromas, opacará los demás ingredientes, dando por resultado un platillo mediocre.
Recuerda que los ingredientes de una comida, no deben competir entre ellos, sino complementarse de manera armoniosa y delicada, dando una sutil preferencia a aquel que queramos resaltar, de manera que el resto de los ingredientes, se incorporen de una forma agradable y deliciosa.
No olvides que las preparaciones siempre se deben probar, pero ten cuidado, ya que hay que preparar el paladar para ese platillo que se probará. Asimismo, por cuestiones prácticas, es conveniente elaborar en primer término el postre, pero si por alguna razón esto no es posible, o se van a preparar diversos postres simultáneamente, tomar una pizca de sal o azúcar y un poco de agua entre la prueba de sabor de uno y otro, funciona de maravilla cuando estás educando un paladar gourmet, ya que esto, neutraliza los sabores percibidos anteriormente, y lo alista de una manera adecuada para el siguiente sabor, únicamente hay que cuidar que el neutralizador, sea contrario al siguiente sabor que se probará, y siempre en pequeña cantidad. Por último, no olvides la temperatura en la que se servirá tu platillo, recuerda la regla: lo frío, siempre frío, y lo caliente, siempre caliente, no tibio, ni a temperatura ambiente. No hay cosa más desagradable, que un chocolate aromático y espumoso, en una noche invernal, que al dar el primer sorbo, esté frío. Es como una mujer hermosa que al tratarla, sea sólo eso... hermosa, pero fría como un témpano de hielo!!!

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