Don Tomás es un hombre ya muy mayor, de esos que nos sacuden la conciencia y nos dan ejemplo de vida.
Desde las 7 de la mañana, se puede uno topar con él, ya que viene jalando su bicicleta (porque ya no es capaz de montarla) y recorre aproximadamente 5 km. primero de subida y luego de bajada, de esa larguísima avenida donde suelo transitar diariamente.
En su bicicleta trae mercancía que se compone de: tablillas de chocolate, cacahuates japoneses, palanquetas, goma de mascar y cocadas.
No me cabe la menor duda de que tiene un guardaespaldas desde el cielo, y una gran audacia para desplazarse por esa avenida que más bien parece pista de carreras a esa hora de la mañana.
Cada vez que coincidimos en nuestro recorrido, detengo mi auto y le compro golosinas, al tiempo que aprovecho para charlar unos minutos con este gran hombre que tiene un enorme espíritu de lucha y actitud positiva digna de imitar.
Pues bien, en una de esas ocasiones en que coincidimos, había caído un verdadero chubasco y, a pesar de ello, Don Tomás venía caminando por esa larga avenida; jalando su bicicleta y vendiendo sus golosinas.
Como acostumbro, detuve mi auto y le compré algunos dulces. Al saludarlo, le pregunté si no lo había "agarrado el agua". Su respuesta como siempre fue aleccionadora: "Si me agarró, pero me soltó", me dijo.
En otra oportunidad, le pregunté: Don Tomás ¿cuál es su platillo favorito? A lo que, extrañado, me contestó: Bueno, lo que yo siempre como son papas, cuando se puede, con chicharrón...
Gran enseñanza de Don Tomás nuevamente, ya que desgraciadamente, no todos los seres humanos podemos darnos el lujo de tener un platillo favorito. No obstante, hay quien, como Don Tomás, es ejemplo de lucha, de tenacidad, de laboriosidad y de positivismo a pesar del mal tiempo y de la adversidad.
Ahora sé que mi platillo favorito son las papas, como las que come Don Tomás.
Desde las 7 de la mañana, se puede uno topar con él, ya que viene jalando su bicicleta (porque ya no es capaz de montarla) y recorre aproximadamente 5 km. primero de subida y luego de bajada, de esa larguísima avenida donde suelo transitar diariamente.
En su bicicleta trae mercancía que se compone de: tablillas de chocolate, cacahuates japoneses, palanquetas, goma de mascar y cocadas.
No me cabe la menor duda de que tiene un guardaespaldas desde el cielo, y una gran audacia para desplazarse por esa avenida que más bien parece pista de carreras a esa hora de la mañana.
Cada vez que coincidimos en nuestro recorrido, detengo mi auto y le compro golosinas, al tiempo que aprovecho para charlar unos minutos con este gran hombre que tiene un enorme espíritu de lucha y actitud positiva digna de imitar.
Pues bien, en una de esas ocasiones en que coincidimos, había caído un verdadero chubasco y, a pesar de ello, Don Tomás venía caminando por esa larga avenida; jalando su bicicleta y vendiendo sus golosinas.
Como acostumbro, detuve mi auto y le compré algunos dulces. Al saludarlo, le pregunté si no lo había "agarrado el agua". Su respuesta como siempre fue aleccionadora: "Si me agarró, pero me soltó", me dijo.
En otra oportunidad, le pregunté: Don Tomás ¿cuál es su platillo favorito? A lo que, extrañado, me contestó: Bueno, lo que yo siempre como son papas, cuando se puede, con chicharrón...
Gran enseñanza de Don Tomás nuevamente, ya que desgraciadamente, no todos los seres humanos podemos darnos el lujo de tener un platillo favorito. No obstante, hay quien, como Don Tomás, es ejemplo de lucha, de tenacidad, de laboriosidad y de positivismo a pesar del mal tiempo y de la adversidad.
Ahora sé que mi platillo favorito son las papas, como las que come Don Tomás.