19 febrero, 2009

LA GASTRONOMIA EN LA AGONIA

Y bien que hasta en la agonía del Ser Humano, la gastronomía nos acompaña.

Me atrevería a decir que es uno de los pocos placeres que seguiremos teniendo cuando ya se hayan ido otros.

Cuando es inminente nuestra partida y nos encontramos agonizantes, hasta en esos momentos, la gastronomía mete su cuchara y se cuela por esa rendija que separa la vida de la muerte.

Quizá con una probadita de natilla, quizá con un sorbo de jugo, que probablemente ya no tendrá la función de nutrirnos pues su consumo no será suficiente para tal efecto, pero sí que dará consuelo, y como una caricia a nuestro desgastado cuerpo por la enfermedad o la edad, nos reconfortará aunque sea momentáneamente.

No olvidemos que cuando venimos a este mundo, alguien nos recibió. Así también, si nos toca estar presentes en la agonía de un ser querido, es menester procurar acompañarlo y darle consuelo como mejor podamos.

Recordemos que así como cuesta trabajo nacer, también cuesta trabajo morir, y que un Ser Humano, hasta el último instante de su vida, tiene dignidad.

Por eso nunca perdamos ese tono humano que hace la diferencia.

(En memoria de Tutu 13-o2-09)

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