Dentro del argot cotidiano existen innumerables frases, la mayoría con un toque de simpatía, que utilizando términos culinarios o ingredientes alimenticios, son sinónimo de situaciones de la vida, consejos, explicación de un estado de ánimo, o definición de algún personaje.
De esta manera, durante nuestras conversaciones, el simple hecho de mencionar la frase culinaria, es suficiente para que el que escucha, entienda exactamente lo que queremos decir. Sin embargo, esto es un aspecto cultural que necesariamente tendremos que explicar a quien no sea paisano, ya que podríamos ser mal interpretados.
A continuación menciono algunas frases a manera de ejemplo:
" Se puso rojo como tomate"
" Come como pelón de hospicio"
" Tiembla como gelatina"
" No está el horno para bollos"
" Es ajonjolí de todos los moles"
" Camarón que se duerme amanece en ensalada"
" Está que se cae de la mata"
" Es un mango"
" Tiene pies de tamal"
" Tiene sangre de atole"
" Está para pelar pollos"
" Es una amargada"
" Se me saló"
" Tal persona me empalaga"
" Este arroz ya se coció"
" Es un bizcocho"
" Es un bombón"
" Le embarró los bigotes con manteca"
" Está como perita en dulce"
" Ya no se cuece al primer hervor"
" Tiene el sartén por el mango"
Y así entre dicho y dicho, vamos hilando conversaciones en las que la Gastronomía una vez más mete su cuchara...
21 mayo, 2009
17 mayo, 2009
¡QUE BUENA CONCHA!
No... no me refiero a los atributos físicos de alguna dama.
Tampoco se trata de las cualidades que distinguen a alguna amiga cuyo nombre sea Concepción.
Ni quiero relatar la actitud de algún personaje, de esos que abundan, que sabe aprovecharse del prójimo.
Ahora quiero sencillamente hablar de nuestro delicioso: ¡Pan de dulce!
Esa tradición que heredamos de maravillosos panaderos de origen español y que llegó hace muchísimos años, para quedarse.
"El pan de dulce"; ese con el que crecimos y que estoy segura cada quien tiene su favorito.
Cuando yo era pequeña, no había merienda en casa sin pan de dulce.
Recuerdo que por las tardes, al salir de mis clases de baile español con "Celia y Peña", mi mamá y yo siempre nos deteníamos, en la panadería cercana a mi hogar. "Rochi, vamos por el pan" me decía, y yo vestida con falda azul de lunares blancos, leotardo azul del mismo tono, y zapatos de tacón ( de esos que se usan para zapatear), bajaba del auto, de la mano de mi madre a escoger mi pan de dulce, no sin antes hacer una parada obligada en el Dumbo mecánico que estaba a la entrada de la panadería.
Conchas de vainilla y chocolate, polvorones, chilindrinas, puerquitos de piloncillo, orejas, cuernitos de azúcar, donas, churros, panquecitos con su capacillo rojo, pan de chochitos (muy solicitado entre mis hermanos y yo), etc. etc.
Algunas veces, el hambre ya arreciaba después de tanto: "hojas de té, hojas de té, hojas y hojas y hojas de té" que repetía hasta el cansancio al ritmo del taconeo, nuestro querido maestro de baile; así que después de comprar el pan ya de camino a casa, hurgaba en la bolsa de papel de estraza y literalmente pepenaba un trozo de pan de mi preferencia, el cual iba saboreando durante el trayecto.
El pan de dulce, acompañado de una buena taza de chocolate o café, es motivo de reunión familiar, y también por alguna razón que desconozco, es el preferido de la gente mayor.
No perdamos esta tradición tan nuestra: nada como una buena concha....
Tampoco se trata de las cualidades que distinguen a alguna amiga cuyo nombre sea Concepción.
Ni quiero relatar la actitud de algún personaje, de esos que abundan, que sabe aprovecharse del prójimo.
Ahora quiero sencillamente hablar de nuestro delicioso: ¡Pan de dulce!
Esa tradición que heredamos de maravillosos panaderos de origen español y que llegó hace muchísimos años, para quedarse.
"El pan de dulce"; ese con el que crecimos y que estoy segura cada quien tiene su favorito.
Cuando yo era pequeña, no había merienda en casa sin pan de dulce.
Recuerdo que por las tardes, al salir de mis clases de baile español con "Celia y Peña", mi mamá y yo siempre nos deteníamos, en la panadería cercana a mi hogar. "Rochi, vamos por el pan" me decía, y yo vestida con falda azul de lunares blancos, leotardo azul del mismo tono, y zapatos de tacón ( de esos que se usan para zapatear), bajaba del auto, de la mano de mi madre a escoger mi pan de dulce, no sin antes hacer una parada obligada en el Dumbo mecánico que estaba a la entrada de la panadería.
Conchas de vainilla y chocolate, polvorones, chilindrinas, puerquitos de piloncillo, orejas, cuernitos de azúcar, donas, churros, panquecitos con su capacillo rojo, pan de chochitos (muy solicitado entre mis hermanos y yo), etc. etc.
Algunas veces, el hambre ya arreciaba después de tanto: "hojas de té, hojas de té, hojas y hojas y hojas de té" que repetía hasta el cansancio al ritmo del taconeo, nuestro querido maestro de baile; así que después de comprar el pan ya de camino a casa, hurgaba en la bolsa de papel de estraza y literalmente pepenaba un trozo de pan de mi preferencia, el cual iba saboreando durante el trayecto.
El pan de dulce, acompañado de una buena taza de chocolate o café, es motivo de reunión familiar, y también por alguna razón que desconozco, es el preferido de la gente mayor.
No perdamos esta tradición tan nuestra: nada como una buena concha....
07 mayo, 2009
CALDO DE POLLO PARA EL ALMA
"Cuando al corazón le duele el alma, un buen caldo de pollo siempre ayuda"...
Eso se dice poéticamente y no se si científicamente sea comprobable; lo que si se, es cómo hacer un buen caldo de pollo, y cómo servirlo a quien le duele el alma.
Doy a continuación algunos tips:
1. En suficiente agua, cocer las piezas de pollo elegidas, puedes o no retirar la piel, según tu preferencia.
2. Añadir: zanahoria, poro, apio, laurel, tomillo, mejorana y cilantro, perejil, o yerbabuena, pimienta entera, sal de mar.
Es muy importante incluir todos los ingredientes, cocer a fuego lento y disfrutar los aromas que se irán despidiendo, hasta que el pollo esté bien cocido.
Colar el caldo, sazonar al gusto y servir con la guarnición de preferencia del doliente del alma.
Es necesario colocarlo en el plato sopero más bello que tengamos, por supuesto con su plato trinche; un pequeño florero con flores frescas , y un "te quiero mucho", es indispensable al momento preciso de servirse...
Eso se dice poéticamente y no se si científicamente sea comprobable; lo que si se, es cómo hacer un buen caldo de pollo, y cómo servirlo a quien le duele el alma.
Doy a continuación algunos tips:
1. En suficiente agua, cocer las piezas de pollo elegidas, puedes o no retirar la piel, según tu preferencia.
2. Añadir: zanahoria, poro, apio, laurel, tomillo, mejorana y cilantro, perejil, o yerbabuena, pimienta entera, sal de mar.
Es muy importante incluir todos los ingredientes, cocer a fuego lento y disfrutar los aromas que se irán despidiendo, hasta que el pollo esté bien cocido.
Colar el caldo, sazonar al gusto y servir con la guarnición de preferencia del doliente del alma.
Es necesario colocarlo en el plato sopero más bello que tengamos, por supuesto con su plato trinche; un pequeño florero con flores frescas , y un "te quiero mucho", es indispensable al momento preciso de servirse...
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